Il. Raquel Marín Creemos que los cuentos maravillosos (los de hadas, los tradicionales) nos pertenecen: los modificamos, los adaptamos, nos reservamos el derecho de uso, los censuramos incluso. Vivimos envueltos en narraciones: las que nos contamos cada día, las que nos llegan de lejos, las inventadas, pero a las que vienen de la tradición les negamos la entrada bajo numerosas excusas. Que si reflejan otros valores, que si no son actuales, que si la representación de la mujer y un largo etcétera que condena a los niños y niñas de hoy en día a no recibir un legado que les pertenece culturalmente. En muchas ocasiones se prefieren versiones edulcoradas, trasquiladas y sin valor literario que no aportan absolutamente nada al imaginario de la infancia. Textos que serán olvidados.
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A favor de los cuentos maravillosos
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Il. Raquel Marín Creemos que los cuentos maravillosos (los de hadas, los tradicionales) nos pertenecen: los modificamos, los adaptamos, nos reservamos el derecho de uso, los censuramos incluso. Vivimos envueltos en narraciones: las que nos contamos cada día, las que nos llegan de lejos, las inventadas, pero a las que vienen de la tradición les negamos la entrada bajo numerosas excusas. Que si reflejan otros valores, que si no son actuales, que si la representación de la mujer y un largo etcétera que condena a los niños y niñas de hoy en día a no recibir un legado que les pertenece culturalmente. En muchas ocasiones se prefieren versiones edulcoradas, trasquiladas y sin valor literario que no aportan absolutamente nada al imaginario de la infancia. Textos que serán olvidados.