Un cofre lleno de tesoros: 100 joyas de la literatura infantil ilustrada, de Martin Salisbury (Ed. Blume)
Hay libros que nos alegran el día, la semana, el mes y hasta casi diría que la vida (laboral). Uno de ellos es este nuevo título del profesor y especialista británico Martin Salisbury, quien ya nos regaló generosamente otros libros (Imágenes que cuentan -cuya editorial, Gustavo Gili, ya ha descatalogado pero se consigue en América Latina; Ilustración de libros infantiles -editorial Acanto-, con un repaso a las técnicas más habituales para ilustrar y organizar un libro; y en Blume, la editorial que publica esta novedad ya salió hace pocos años, El arte de ilustrar libros infantiles).
Y digo que nos alegran porque son hermosos, claros, iluminadores y capaces de concentrar en pocas páginas el saber y las lecturas de muchos años, como ha hecho Salisbury en este cuidado volumen con 100 títulos seleccionados que, además de poder leerlo de "arriba a abajo" gracias a sus acertados comentarios se puede hojear para descubrir detalles inesperados o relaciones casuales entre los libros.
Por ejemplo...
abro la página que tiene el libro número 43. La Bella Durmiente del Suizo Felix Hoffmann, publicado en 1959, un ilustrador de soberbio clasicismo gracias a su trabajo como grabador, lo que le permitió bellísimas escenas de filigranas imposibles. Y de ahí podemos saltar al número 42 (es decir, una página antes, un país junto al otro, y un mismo año) para ver la ruptura de estilo y forma que hizo el italiano Leo Lionni con su Pequeño Azul y Pequeño Amarillo.
Otra página, al azar, la del número 67, publicado 21 años más tarde, muestra el trabajo del japonés Shigeo Nishimura y su libro El tren nocturno que cuenta en un formato apaisado y con técnicas panorámicas, el viaje de una familia en tren. El corte transversal y la doble página ofrecen una rica variedad de detalles que se miran con curiosidad. Salisbury (o la agencia de traducción Antøn Antøn) llama a este libro "álbum ilustrado descriptivo" pero para nuestros lectores diremos que es un álbum informativo.
Esto son sólo un par de ejemplos del diálogo en que entran los libros presentados en este volumen.
Las combinaciones, son infinitas.
Pero este libro también se puede leer comme il faut, es decir, respetando el orden cronológico que Salisbury le ha dado. Viendo cómo el libro ilustrado ya se considera como tal desde 1910 cuando Peter Newell ilustró el fantástico El libro inclinado y el ruso El Lissitzky ya en 1922 representaba un movimiento de revolución en las artes gráficas acercando a los niños con imágenes lo que el movimiento supremacista ruso significó: es decir, y según las palabras citadas por Salisbury la misión del arte constructivista no era "el embellecimiento de la vida, sino su organización". Esta lectura cronológica, además, nos permite visualizar cómo la ilustración de libros para niños ha tenido las más variadas y sorprendentes tendencias. Y las breves notas introductorias a los libros y a algunas características del diseño de los libros o la peculiaridad de las ilustraciones, muestran la larga y afinada forma de mirar de un especialista que ha visto, prácticamente, todo.
El resultado es un singular recorrido, por supuesto, personal ("de ningún modo he intentado ser especialmente ecuánime ni en cuanto a la geografía ni en la cronología de esta selección") donde podemos apreciar una sorprendente riqueza de estilos y tendencias, experimentos, formalidades y temas que los libros para niños han recibido en sus páginas, para goce y deleite de los pequeños y recuerdo de los grandes que ahora los guardan con cuidado. Me ha encantado la amplia selección de las décadas de los `50 y `60, debida, en gran parte a que, como afirma Salisbury, fueron los libros que leyó en su niñez, pero también a la rica variedad que hubo en ese período: Tove Jansson, Antonio Frasconi, Laurent de Brunhoff, Ann y Paul Rand, André François, Helen Borten, Maurice Sendak, Miroslaw Sasek, Michael Foreman... y muchos otros que aún permanecen inéditos en español y que, espero, este libro anime a los editores a rescatarlos. Y también, cómo no, mencionar la inclusión de tantos libros informativos bajo la apariencia de álbum que nos permiten contextualizar un poquito más este género.
No quisiera dejar de mencionar la importancia que tiene haber incluido en esta selección nombres como Violeta Lópiz, Fabián Negrín, Marta Altés o el portugués Bernardo Carvalho, que confirman la calidad de creadores cercanos a nuestra cultura y la vasta y sensible mirada de Martin Salisbury.
En fin, un libro de cabecera para ilustradores, diseñadores, especialistas, mediadores, padres y por qué no, niños que son, al fin y al cabo, los receptores de estos libros.
Martin Salisbury
100 joyas de la literatura infantil ilustrada
Martin Salisbury
Trad. Anton Anton
Barcelona: BLUME; 2015
216 págs. 29,90€