"Soñé con un bebé que estaba en mi casa y no se iba". Oaxaca: libro de sueños, recopilados por Roger Omar (Media Vaca)
¿Se puede hacer un libro sobre una ciudad con los ojos cerrados? Ese parece haber sido el reto de Roger Omar que, con paciencia y curiosidad dedicó largas semanas a entrar en las escuelas de Oaxaca para que los niños le regalaran sus sueños. Luego llegaron los editores de Media Vaca y eligieron entre los más de mil sueños, 99 escritos e ilustrados por esos niños. El libro, con dibujos en blanco y negro (¿quién sueña a color?) es un catálogo lleno de deseos, temores, inquietudes y también diversión.
Es, además, un libro sobre la confianza: la de los niños en Roger, la de Roger en sus editores y la de nosotros como lectores en el poder de la imaginación y los sueños que cada día, aunque no lo recordemos, nos lleva por caminos insospechados. Hay algunos libros sobre los sueños, pero éste nos permite asomarnos un poquito en ese mundo infantil que siempre nos parece extraordinario. Y es que la materia de los niños está hecha de sueños.
La verdad es que todo comenzó un día en noviembre en que yo paseaba por Oaxaca. Me había invitado Socorro Bennets, de la Fundación Alfredo Harp Helú, como muchos años, para acompañar su excelente proyecto Seguimos Leyendo. Y así andaba paseando un día antes de mis talleres por esa hermosa ciudad cuando vi este cartel:
Como dice Roger en su pequeño diario reproducido en este libro: "Todo es posible en México", así que tomé una foto, y se la mandé a los editores con muchos besos, abrazos y madrazos. De inmediato me respondieron que en dos días llegaban a la ciudad. Y así fui testigo de una parte de la elaboración de este libro (y más cosas, pero eso es otra historia). Cuando hace algunos meses Roger me lo envió, lo hojeé y lo dejé a la vista hasta que estuve preparada para entrar en este mundo de sueños tan prometedor.
Los que conocen esta colección dedicada a ciudades saben que una ciudad no es solamente una guía de cosas para ver, también es un espacio para los sueños de todos. Y con estos sueños de los niños y sus fantasías viajamos por una Oaxaca que ninguna guía podrá jamás mostrar.
Iván nos dirá que le chupó un cactus, a Carlos Omar el pato que le regalaron lo cocina su mamá, y Rafael sueña con que su abuela se ha convertido en Hulk. A veces sonreímos ("Soñé que la primavera y el invierno llegaban juntos" -Vania Guadalupe, 7 años), a veces nos sorprendemos ("Soñé que era una loba y comía carne roja y fría" -Valeria, 7 años) y muchas, no podemos evitar descubrir un mundo real, no siempre alegre, que se esconde en la imaginación. ("Sueño con los aviones desde que mi papá se fue a Estados Unidos" -Andrea Carolina, 7 años).
Ninguno de estos sueños tiene desperdicio: para leer en silencio, para leer en voz alta, para que nos entren ganas de escribir nuestros propios sueños, para dejar volar la imaginación, para conversar...
Confieso que los de los niños más pequeños me parecen los más insólitos y fantásticos, quizás porque tienen todavía la libertad de no pensar en lo que dirán los mayores. Para muestra estos magníficos sueños:
Sola estaba en mi cuarto cuando me quedé dormida. Soñé que estaba en una cama, pero hecha de salchicha. Luego me levanté y caminé hasta un bosque oscuro y lleno de animales salvajes. Entonces salió un dragón de oro sólido y después escuché la risa de un muerto. A las dos de la mañana me desperté muy asustada y luego me tranquilicé diciendo: "Sólo fue un sueño". -Valeria, 7 años
Hoy soñé que me perseguía un punto rojo, y ese punto me echó a un pozo. -Litzi Maranllely, 7 años
Aunque también hay algunos, que ya quisieran para sí algunos escritores:
Hoy soñé algo muy raro: el mundo estaba de cabeza, hablaban lo opuesto a lo que querían decir, y lo peor, México hablaba inglés y Estados Unidos, español. ero eso es poco: el limón era dulce y la paleta, agria. Pero yo era diferente, y eso fue lo más extraño: como en mi familia somos nueve, pues le cuento que tres eran de la época prehispánica, otros del futuro y los sobrantes del presente. -Janely, 10 años.
El libro se cierra con un diario de Roger donde relata el proceso de creación de este libro, de cómo sus premisas fueron: huella, frescura y azar. Huella como expresión natural de los niños; frescura para que escriban espontáneamente y sin preocupaciones ortográficas; y azar para detectar lo que el destino le ponga por delante cuando esté haciendo este libro. Y así fue: con azar nos encontramos, con frescura nos fuimos después de una linda jornada a comer sopa de piedra, y la huella de su hermoso proyecto es este singular recorrido por una geografía imaginaria. Un proyecto que Roger comenzó en el año 2002 viajando por diferentes países y coleccionando sueños que recoge en su blog: Libro de sueños. Gracias, Omar y gracias Media Vaca, por dejarnos soñar con vosotros.
Oaxaca. Libro de sueños.
Recopilados por Roger Omar.
Media Vaca, 2015 18€
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Y aquí cómo vieron los niños a su coleccionador.