¡Hola! Esta carta tenía que haber salido ayer, pero lo dejé para que pudiéramos celebrar nuestro día. ¡Felicidades!
Ahora sí, la carta….
En el año 2019, el filósofo y maestro Gregorio Luri fue invitado al Forum Edita, un evento en el que editores y otros agentes del libro se reúnen cada año para, según la página de este encuentro, explorar los grandes retos, oportunidades y problemas del mundo del libro y la edición actual. La conferencia de Luri fue una de las más aplaudidas. Los temas habituales de este forum son cuestiones de mercado, tendencias, libros especializados (casi nunca infantiles), modernización del sector, aspectos ecológicos y asuntos de propiedad intelectual. Este fue el más o menos el programa en 2022.
Frente a estas intervenciones, invitar a alguien que vuelva a hablar de educación y lectura resultó un momento mágico. Como dice Jordi Nadal en el prólogo a este libro que recoge la conferencia de Luri nos devolvió a todos los que lo escuchamos la brújula que habíamos perdido.
Y, la verdad, es muy reconfortante leer este librito, subrayarlo, confirmar pensamientos e ideas, volver a pensar qué es eso de leer.
Luri sostiene su conferencia en 10 puntos que son:
1. No hemos nacido con una predisposición a la lectura
2. Carecemos de una didáctica de la literatura
3. Es necesario hablar bien para leer bien
4. La lectura es una dialéctica
5. Aprender a leer no es como aprender a andar en bici
6. La velocidad lectora cuenta
7. La clave de todo: los nueve años
8. El buen lector distingue entre la estructura profunda y la estructura superficial
9. Si quiere saber qué quieren leer los adolescentes, obsérvelos de cerca
10. Aprender a leer es aprender a escuchar.
Bueno, con estos diez puntos se puede organizar un congreso entero. Porque hay que decirlo nuevamente: leer no es una actividad con la que nacemos, a diferencia de la escucha o el habla. Es algo complejo y artificial que precisa años de ejercicio. Pero, como bien dice, no es como aprender a montar en bicicleta, que es un “saber-cómo” sino un “saber-qué”: son necesarios los conocimientos crecientes. Y estos conocimientos tienen mucho que ver con la capacidad de situar en un contexto las lecturas, de ir más allá de los textos en busca de una tradición o, dicho de otro modo, una conversación con los textos que nos anteceden. Por ejemplo, dice el autor que quien solo lee libros de texto, no sabe situar un libro en su contexto. Y para esto, es necesaria la capacidad de escucha. Cito a Luri:
Sospecho que lo que hoy dificulta más la educación de esta escucha es el retorno de la moralidad a la literatura infantil y juvenil; la imposición buenista de una literatura que tiene más prisa por cambiar el mundo que por comprenderlo. Es decir, que privilegia la libertad de palabra, siempre que sea políticamente correcta, a la de pensamiento.
Es fácil encontrar títulos en los que se anima a las chicas a ser rebeldes, historias de malos tratos, miedos y disfunciones, de terror a veces escatológico, intentos de provocar en los lectores novicios situaciones de alta intensidad emocional…, pero en la mayoría de los casos, no nos ofrecen buena literatura, sino buenas intenciones fáciles de leer.
Tengo este párrafo subrayado y saltan ante mí decenas de libros, de premios, de best-sellers, de listas de “los mejores”, de libros exitosos, de muchos, muchos libros escritos para la escuela. Cuando leo, encuentro enseguida muchas de esas intenciones fáciles de leer, pero me cuesta más trabajo definir qué hace que un libro sea bueno de verdad.
Luri habla de ello en su capítulo dedicado a la dialéctica, y dice que la lectura es una relación lingüística entre partes y todos y que en todo texto hay algo que el autor no considera necesario explicar. Cuando esto se da, los lectores se ven inmersos en un esforzado proceso de tirar del hilo para construir el sentido de lo que lee. Esto es lo que se llama la interpretación, que Luri explica en el capítulo 8 y me parece clave en todo esto que llamamos “animación a la lectura”. Pasar de la interpretación superficial a la idea de que un enunciado no siempre es lo que realmente dice, es la clave de la creación de lectores. Pero para que eso se dé, hay que tener libros que lo permitan.
No me extiendo más. Organicemos ese congreso. Tengo en mis manos la edición que Plataforma Editorial hizo en enero de 2020 y debió quedar sumergida durante la pandemia. Ahora hay otra edición, pero cómo me gusta esta con sus tapas azules que recuerdan mirar el cielo con esa introspección que tenemos cuando estamos ante un buen libro.
Sobre la didáctica de la lectura, sigo recomendando este libro de Felipe Munita que reseñé ampliamente aquí:
Y sobre el arte de leer también hablé por aquí de este libro de C.S. Lewis:
¡Gracias por leerme! ¡Comenta, Comparte o Corazonea!
Corazoneo.
Si lo organizas, espero tener el privilegio de participar!