Peter Sís, o el imaginario domado
Nos gustaría presentar a nuestros lectores la obra de un singular creador cuya trayectoria mereció, en el año 2012, el Premio Andersen: Peter Sís. Sís fue presentado en español hace mucho tiempo, por ejemplo, en el año 2000 cuando Lumen publicó su álbum dedicado al científico Galileo, Mensajero de las estrellas. O cuando, en el 2004, en otra editorial (RqueR, hoy desaparecida), publicó el maravilloso El árbol de la vida, dedicado al científico Darwin. Entre medias aparecieron Madlenka (Lumen, 2001) y El perro de Madlenka (Lumen, 2003). Otra editorial, Norma, publicó en el 2009 sus memorias tituladas El Muro y, recientemente, parece que la editorial mexicana Sexto Piso se está tomando la tarea de publicar sus últimos libros: El coloquio de los pájaros (2012) y el más reciente y maravilloso El piloto y el principito. La vida de Antoine de Saint Exupéry -obra a la que vamos a dedicar una reseña extra. Pero vayamos ahora a su obra, original y sin duda impactante para los que disfruten el juego de la mirada.
Dos Andersen, aquí con María Teresa Andruetto
Peter Sís (Bmo, 1949) pertenece a esa categoría de artistas -artistas en su totalidad- que se toma muy en serio su trabajo y que, a sus cualidades artísticas indiscutibles, se une un peculiar carácter entre cuyas virtudes se encuentra la búsqueda de la perfección.Y es que Sís, además de ilustrador, escribe y, además, hace cine, y en cada proyecto invierte todo su potencial creativo para obtener justamente aquello que desea, no importa si no es comercial o está fuera de modas.Tal vez esto le venga de su infancia que transcurrió en su país natal -Checoslovaquia-, y de sus padres, pintora y cineasta, con los que vivió la bohemia de esos años de experimentación artística y ebullición cultural.
Fue gracias a mis padres que yo pude tener entre las manos, desde mi más tierna edad, un papel y un lápiz (1), indica el propio Sís.
El Muro, su libro de recuerdos
Entre historias de su abuelo -quien se ayudaba de los dibujos para explicar la Gran Guerra entre el imperio austrohúngaro y Rusia-, y las de su padre relatando sus largos y apasionados viajes al Tíbet, a Borneo, o a Francia, el jovencito Sís pronto aprendió que si había lugares donde no podía viajar, al menos podía dibujarlos. No es extraño, pues, que pronto entrara a estudiar en la Academia de Artes Aplicadas de Praga y combinara la creación de dibujos con el cine.
En 1975 realiza su primer cortometraje y un año más tarde ve la luz el primer libro ilustrado por él: una recopilación de cuentos de los Grimm. En 1977 se traslada a Londres. donde toma cursos en el Royal College of Art, junto con Quentin Blake. La combinación de cine e ilustración le lleva a trabajar en Praga en diversos proyectos y a viajar, en 1982, a Los Angeles para participar en un Festival de Cine de Animación. Ese año decide quedarse en Estados Unidos y tratar de probar fortuna.
Después de haber pasado algún tiempo en Hollywood, me di cuenta de que no me darían dinero para hacer el tipo de cine de animación que deseaba hacer.
Este es el motivo por el que hizo su primer libro ilustrado Rainbow Rhino (1987), con el que soñó ser tan popular que los productores le suplicarían convertirlo en cine de animación. Estas ilusiones de un joven emigrante, proveniente de un país del este, chocarían pronto con la realidad.
Poco a poco, ilustrando más libros para niños y también creando sus propios libros, Sís llegó a la conclusión de que entre un cortometraje y un libro no había tanta diferencia: el libro estaba formado, también, de secuencias que había que montar para llegar a una conclusión. Esto, y el nacimiento de sus dos hijos, le consagró -para fortuna de todos- a la creación de álbumes infantiles.
Su principal fuente de ingresos fue, desde su llegada a Estados Unidos, el dibujo para prensa. Gracias a un consejo de Maurice Sendak, a quien había enviado algunas muestras, dejó la costa oeste para instalarse en Nueva York y comenzar a ilustrar para el New York Times.
Su fino y exigente trabajo, su rico imaginario y la meticulosidad con que aborda los textos que debe ilustrar le han hecho merecedor de un prestigio que pocos ilustradores contemporáneos tienen en la actualidad.
Observando sus ilustraciones para prensa y las que realiza en sus álbumes, el mundo de Sís aparece en su totalidad: el gusto por llenar el espacio de que dispone, la riqueza en los detalles, el uso del puntillismo para sombrear y confundir las fronteras entre lo real y lo imaginario, la superposición de imágenes.
The Three Golden Keys
Quien lee The Three Golden Keys ( 1994) o Follow the Dream. The Story of Christopher Columbus (1991) no puede dejar de admirar las bellas imágenes que se alimentan del imaginario artístico europeo, con escenas que parecen tomadas de antiguos libros de viajeros o sacadas de un museo. El empleo del color, que Sís utiliza intencionadamente como un elemento narrativo más, enriquece un trabajo de por sí cuidado y vocacional.
Los álbumes creados por Sís nacen de un deseo de expresar lo excepcional sin olvidar sus origenes europeos -lo que es criticado en Estados Unidos-. Por eso no es extraño que dedicara un álbum para homenajear a su padre (Tibet), o el dedicado al científico Galileo, traducido al español como: Galileo Galilei. mensajero de las estrellas, o el otro sobre Darwin.
En ellos expresa su admiración por las personas extraordinarias, aquellas que no se conformaron con lo que tenían a su alrededor y buscaron su propia verdad. Sobre el libro de Galileo, decir que fue una renovación completa del género biográfico (y, por lo tanto, de los libros informativos). Y por eso queremos detenernos un poco en este libro que tan bien representa su mundo y su obra. En este libro Sís presenta el tema del viaje pero, a diferencia de otros libros, es el viaje intelectual el que predomina. El viaje de Galileo por el desconocido mundo que le brinda su cerebro es también una reivindicación de la duda y del inconformismo, temas muy presentes en la obra de este artista. Como muchos buenos libros, este plantea diferentes niveles de lectura que se van descubriendo según sea el grado de comprensión del lector. En primer lugar encontramos la historia escrita de manera sencilla y con ordenada tipografía de la vida de Galileo. Es una historia para primeros lectores, delimitada por un cuerpo de letra grande y por una ordenación equilibrada que permite la lectura continuada. Y está muy bien escrita. Después de su lectura los lectores tendrán una idea de quién era Galileo y porqué la historia le debe recordar. Si este fuera el único propósito de Sís estaríamos muy satisfechos, pero ha ido a más, a mucho más.
Ha experimentado con todos los recursos a su alcance para crear un verdadero libro informativo: además de esta historia, ha incluido fuentes primarias (diarios de Galileo y citas de la época) y ha tenido el cuidado de separarlas -con tipografia y un espacio diferente- de la historia relatada.
Con la inclusión del diario, no nos queda ninguna duda de la veracidad de la información, y, por si todo esto fuera poco, el texto brinda ideas como la existencia de una metodología científica, y muestra el mundo -ayudado por la ilustración- tal y como era antes de Galileo y durante su época. Es necesario hablar del trabajo delicado de las ilustraciones, inspirado de manera preciosista en las imágenes medievales. En ellas el autor ha incorporado sus elementos fantásticos, que a veces aparecen como decoraciones sin importancia, pero que desvelan un fino trabajo. El puntillismo y el gusto por la acumulación ocupan de manera insistente el espacio, y producen, en la mirada del lector, una sugerente búsqueda entre formas y fondos. Por último, sobre este singular libro, es ineludible hablar de la elección que ha hecho el artista por contar la historia del científico. Es un canto a la curiosidad, a la insatisfacción y la fe en uno mismo.
El problema, en el mundo actual, es que la gente ya no sueña, ya no cree, ya no imagina. (...) Creo que el ser humano posee otra dimensión: no sabemos nada y todavía necesitamos, enormemente, descubrir.
Con libros como éste, el descubrimiento es una aventura excitante que a ningún niño o niña dejará indiferente.
Sus influencias artísticas están muy presentes: Tmka, Delessert, los creadores de The Yelow Submarine, Edward Gorey y las pinturas de la Edad Media, lo que da una mezcla delirante de luz y sombra, movimiento y quietud, negro y color que no dejan indiferente al lector. Peter Sís, con cada nuevo libro, parece acercarse más al mundo de los niños, sin abandonar su personal imaginario.
Por último, en su libro Madlenka (2000) narra el descubrimiento de una niña neoyorkina -su hija- de la variedad multicultural que se asoma en cada esquina, detrás del comerciante local que vende sus productos de origen. De nuevo aborda Sís la confluencia de culturas, el exilio, el viaje y la excitante variedad. El libro está pensado en su totalidad, y puede -y debe- leerse moviendo las páginas y dando vueltas para poder ver y "sentir" la vuelta a la manzana de Madlenka. Cuando regresa a su casa y los padres le preguntan, ella responde: "¡He dado la vuelta al mundo!".
Así, así podemos dar muchas vueltas por el mundo.
La guarda como arte
* Las citas de Peter Sís han sido tomadas del libro: Michel Host: Peter Sís ou l'imagier du
temps. París: Grasset, 1996.