"Pequeños grandes gestos" una original colección de libros informativos hecha en España (Alba Editorial)
Cuando vi esta colección por primera vez pensé que se trataba de una traducción: libros con un tema de partida interesante, el gesto con consecuencias. Hermosas ediciones, textos potentes, ilustraciones variadas y ajustadas al objetivo de estos libros que muestran, como dicen en la introducción, que a veces salirse de la línea es un pequeño gesto de grandes consecuencias. Al mirar con detalle quién lo había escrito, descubrí a alguien que no me sonaba nada del mundo de la literatura infantil, Francisco Llorca, y que tal vez por eso, estos libros tenían un aire como nuevo y original. Los títulos publicados hasta el momento son Pequeños grandes gestos por el planeta; Pequeños grandes gestos contra la discriminación y Pequeños grandes gestos en el deporte, con ilustraciones de Ana Bustelo, Eugenia Ábalos y Amaia Arrazola respectivamente. Una colección de esas que reflejan lo que es un buen libro informativo para niños. Así que escribí de inmediato al autor para preguntarle algunas cosas. Entre mis admiradas preguntas y sus calmadas respuestas aparecen muchas de las claves sobre cómo enfocar un libro informativo para niños.
Los tres libros publicados hasta la fecha tienen como hilo común resaltar momentos que han cambiado acontecimientos. Hay gestos famosos y otros no tanto, situaciones insólitas o cotidianas. En cualquier parte se puede hacer un gesto: al recibir un premio, en un autobús, al ir a la escuela, en una acción que se repite cada día, en ciudades grandes o pequeñas, en grupo o de manera individual, hombres, mujeres o niños. Esta serie es un gran acierto tanto por su concepto como por su diseño. Una doble página presenta un texto para leer con detalle y, al final de cada libro, una foto nos ofrece la realidad de la persona que hizo posible aquel momento. Me encantan también cómo estos gestos van acompañados de un verbo: sentarse, invitar, quedarse quieto, rodar, disfrazarse, abrir una ventana, poner un ladrillo, dar de comer... son imágenes con las que los niños pueden ver claramente la acción, dentro de un contexto que las palabras sitúan. Acciones sencillas que harán ver numerosas posibilidades. Después de leer estos libros uno se pregunta: ¿cuál sería mi pequeño gran gesto?
Me ha parecido especialmente interesante la inclusión de niños: Omar Castillo caminando con 8 años para alertar de la desaparición de las selvas en Chiapas; la conocida historia de Malala, o Severn Suzuki que ahorra para viajar a una reunión de la ONU en Brasil y dar un discurso.
La vida es lo que te pasa, pero también es lo que tu puedes hacer. Y esta idea retumba en la cabeza llena de emoción cada vez que se cierra uno de los libros.
Una colección estupenda, para leer en voz alta, en silencio, para releer, para tener en clase o en las bibliotecas. Una colección que invita a leer un libro detrás de otro, que da ganas de leer más, de conocer la vida de estas personas y, en definitiva, de tomar las riendas de la vida propia en una sociedad en la que cada vez (si es que alguna vez no fue así) resultan más importantes estos gestos individuales.
Y ahora sí, la entrevista:
¿Quién es Francisco Llorca? ¿Qué relación tienes con la literatura para niños y cómo nace esta idea?
No es fácil responder a esta pregunta (dos en realidad) pero lo intentaré. Digamos que siempre he estado rodeado de libros, que he crecido con y entre ellos. Así que, cuando hace unos años surgió la posibilidad de abrir una librería en Madrid (Tipos Infames) junto a mis amigos Alfonso y Gonzalo, no tuve ninguna duda al respecto. Allí descubrí una serie de editoriales y autores que hacían auténticas maravillas para los más pequeños (bueno, y no solo para ellos). Fue así, de manera casual, como volví a conectar con el lector que había sido hace treinta años y empecé a aficionarme de nuevo a los libros infantiles.
Pero me preguntabas como nace esta idea… bien, el caso es que hace un par de años (caray, como pasa el tiempo) tuve que dejar Madrid por Barcelona y fue allí donde gracias al escritor Luis Magrinyà conocí a Idoia Moll, editora de Alba, que están comenzando a apostar fuerte por el libro infantil y juvenil. Ellos fueron quienes me comentaron la idea de lanzar una colección de libros de historia para niños. Así que, tras consultarlo con el lector que había sido y el historiador que no pude ser (me licencié en historia), les presenté un proyecto que no tenía que ver tanto con la Historia, así con mayúsculas, ni con la historia oficial de los Estados y los grandes hombres. Por desgracia es lo que los niños van a empollar y recitar como loros en las escuelas: una letanía de nombres y fechas que olvidarán pronto porque nada tiene que ver con ellos. En su lugar les propuse que hablásemos de la historia con minúsculas, de historias de gente anónima y corriente (aunque no solo hablamos de las clases subalternas), gente que en un momento dado sale de la fila, decide ir a la contra, dice “no”. Y ese pequeño gesto, puede acabar teniendo, a la larga, más trascendencia que una batalla, un tratado o una coronación. Se trata de una idea inspirada en el libro de HowardZinn Nadie es neutral en un tren en marcha. Un libro maravilloso y que sí, este sí, debería ser lectura obligatoria en las escuelas.
Ana Bustelo
¿Por qué eliges escribir libros informativos en lugar de cuentos, como suele ser habitual?
La ficción es un arte muy complicado y hay que conocer sus mecanismos. Además hay que tener una imaginación de la que carezco. Parece que cualquiera puede escribir para niños… y no, por supuesto que no.
En cualquier caso las fronteras no son tan claras: creo que la historia también es una forma de narración muy especial y que es posible contar historias a través de ella.
Ana Bustelo
De momento hay tres títulos… ¿estás dando continuidad a la colección?
Sí, en breve saldrá un nuevo título dedicado a la tolerancia ilustrado por Elena Hormiga (una crack). La idea es que la colección tenga continuidad, pero esto no depende exclusivamente de mí.... Actualmente estoy trabajando en un libro centrado en la libertad de expresión.
La biografía es un género muy fascinante, aunque a veces maltratado, como comenté en mi entrada de libros sobre Frida Kahlo. ¿Qué te parece que aporta una biografía en la vida de un niño o una niña?
Es increíble la historia que puede encerrarse en una vida, por insignificante que sea. Recuerdo un libro de Carlo Ginzburg, El queso y los gusanos, en el que a través de la vida de un molinero anónimo del siglo XVI terminabas por saber más sobre aquel tiempo que con cualquier manual de historia.
Pero más allá de lo que puedan aprender los niños de la época en la que se desarrolla la historia está lo que estas biografías les cuentan a los niños sobre ellos mismos y sobre su vida. Y este es, en el fondo, el quid de la cuestión. Necesitamos que los niños no sientan la historia como algo ajeno, sino que descubran que es algo vivo y que les habla. Lo que me interesa de la historia de Rosa Parks no es tanto que los niños aprendan algo sobre el Estados Unidos de la segregación racial (que también), sino que visibilicen el acto discriminatorio en sí para que puedan identificarlo en su día a día. A través de la historia de Las Patronas quiero que hablarles de las actuales crisis migratorias, pero también de sus compañeros de aula y de por qué los padres de muchos de ellos han venido desde lugares muy diferentes al suyo.
Me gustaría que nos contaras algo sobre el proceso de trabajo de estos libros ¿Cómo has elegido a tus protagonistas y dónde te has documentado?
La verdad es que cuando me planteé la colección solo contaba con algunos ejemplos, los más obvios. Pero al poco de comenzar las historias se me iban acumulando y unos nombres me llevaban a otros y esos otros nombres a los colectivos que les respaldaban.
Lo cierto es que basta con querer verlos para encontrarlos. El problema es que esta información no suele aparecer en los medios tradicionales y que, cuando aparece, somos nosotros quienes miramos hacia otro lado.
Por suerte hoy en día la información está más a nuestro alcance que nunca y, si queremos, la podemos encontrar. Hay organizaciones como Greenpeace o Amnistía Internacional que llevan años intentando visibilizar las luchas de estas personas. También existen premios, pero sin el halo mediático de los Nobel, como los Goldman Environmental Prize o el Right Livelihood Award que reconocen la labor de auténticos héroes anónimos. En el mismo sentido hay medios no mayoritarios como El Extrarradio o colectivos como Som Atents que ofrecen informaciones más allá de los partidos (políticos o de fútbol).
El problema en mi caso no ha sido el proceso de encontrar la documentación sino el de discriminar la información que iba recopilando, seleccionarla y, finalmente, hacerla comprensible para los lectores a los que van destinados los libros.
A la hora de escribir, ¿cómo seleccionas lo que vas a contar y lo que queda fuera de estas interesantes vidas?
Se trata de un ejercicio de destilación, casi como el de un jardinero al podar. Trato de plantear el conflicto, visualizar el gesto y explicar el cambio que supuso (y todo en apenas 200 palabras). Obviamente en tan poco espacio hay muchos matices y tramas que se pierden, pero lo importante es partir de estos gestos para hablar de temas transversales como la defensa de los derechos humanos y la ecología, la tolerancia, la solidaridad, etc.
Amaya Arrazola
Me parecen especialmente emocionantes los ejemplos de niños que han realizado auténticas hazañas y es una estupenda idea incluirlos. ¿Crees que los niños de hoy en día tienen la oportunidad de salirse de sus filas?
Creo que sí, que siempre existe la posibilidad de desmarcarse y decir “no”. Precisamente los niños son más espontáneos, no están tan lastrados por obligaciones o ataduras como los adultos, lo que les hace especialmente libres para poder salirse de esa fila. Es verdad que hoy en día se tiende más a la homogeneidad, a la uniformidad, a evitar el conflicto dentro de nuestras sociedades. Por contra hay una mayor información y un cierto cambio en el signo de los tiempos, un cambio paulatino, pero de gran alcance, y es que la gente comienza a demandar un mayor empoderamiento, un mayor control sobre sus vidas
En cualquier caso, más allá de los libros y de las historias que puedan encontrar en ellos, el ejemplo de toda la tribu, familia y educadores, sigue siendo primordial.
Detalle del apéndice
Hay una parte que me interesa comentar: hablas de gestos que provocan cambios positivos, pero veo que no abordas directamente las consecuencias negativas de alguien que, en tus palabras “en un momento dado se desmarca de la fila y actúa”. Pienso en Berta Cáceres a quien presentas en uno de los libros y que fue recientemente asesinada. ¿Por qué no hablar del riesgo de estos gestos?
Buena observación, Ana. Lo cierto es que no era mi intención privar a los lectores de esa parte de la historia. Intento tratar a los lectores con respeto, sin edulcorar ni maquillar los hechos. No tiene sentido privar a los niños de la parte más dura y terrible de la realidad para intentar protegerles de ella. Tal vez no hay podido hablar más en extenso de estos riesgos por las limitaciones propias del formato de las que hablaba antes.
De hecho muchas de las historias que aparecen en la colección tienen una “cara b” terrible: Peter Norman, el corredor australiano que acompañó en el podio a los corredores norteamericanos en las olimpiadas del 68 tuvo una vida desgraciada a partir de aquel episodio, Matthias Sindelar tuvo que dejar el fútbol (algunos autores hablan de suicidio o asesinato para explicar las extrañas circunstancias de su fallecimiento). El caso de Berta es especial porque fue asesinada justo cuando el libro iba a entrar en imprenta. Lamentablemente no se trata de un caso aislado, como demuestran los informes de Global Witness y que cifran en casi 300 los activistas ecologistas muertos en los dos últimos años.
Lo terrible del asunto es que muchas de las protagonistas de estas historias están amenazadas de muerte (Malalai Joya, Malala Yousafzai…) y, si no lo impedimos, podrían correr la misma suerte. Creo que uno de los objetivos, no menores, de esta colección, es dar visibilidad a todas estas personas, a los colectivos que hay detrás, a sus luchas, para que las sintamos como propias y, así, arroparlas, que no se sientan solas, protegerlas.
Una curiosidad: ¿qué estás leyendo ahora?
Estoy terminando El silencio de la escritura, un ensayo maravilloso de Emilio Lledó. Y hace poco he descubierto la colección “Libros para mañana” de Media Vaca, a los que veo como los tíos mayores, progres y enrollados de mis “Pequeños grandes gestos”.
Eugenia Ábalos
¿Cuál ha sido tu pequeño gesto en la vida? –si es que ya ha llegado el momento…-
Se llama Vicenç y acaba de cumplir un año.
Eugenia Ábalos
Muchas gracias…
A ti, Ana. ;)
Colección Pequeños Grandes Gestos:
Por el planeta
Contra la discriminación
En el deporte
Por la tolerancia