Lo que madres y padres pueden hacer por la lectura. 8 ideas (inspiradas en una feria de libros)
Recientemente tuve la oportunidad de trabajar en una feria de libros vendiendo directamente a papás, abuelos, tíos (y niños). Ha sido muy estimulante comprobar cómo los papás pueden alentar a sus hijos en las lecturas, pero también (muchas veces) la experiencia de comprar un libro con niños acaba convertida en un pequeño drama. A diferencia de cuando se va a una biblioteca, en una feria de libros están en juego más cosas: un presupuesto, los ahorros, tener que elegir entre una oferta variada (y a veces difícil de controlar para un niño a quien le afecta sobremanera la publicidad y las modas), ver demasiados libros en un día. Sin embargo, la compra de libros -y ya tenemos que ir hablando de esto- ayuda a conformar una biblioteca personal, procura gratos recuerdos, y sostiene una industrial cultural que permite tener libros de calidad. En este blog ya hemos dado consejos a bibliotecarios y docentes, así que nos animamos ahora a dar ideas a los papás y mamás (y abuelas, tíos, etc.). Van ocho ideas para hacer bibliófilos. (Estas ideas han sido inspiradas en los momentos de la feria en que todos fruncíamos el ceño y mirábamos para otro lado)
1- Coleccionar está bien. Cuántos de nosotros recordamos esa pequeña biblioteca doméstica a la que acudíamos en momentos de aburrimiento o para buscar un rato de sosiego. Muchos adultos, además, han guardado con cariño esos libros tan queridos para compartirlos con sus hijos. Los libros se pueden leer muchas veces y es un placer encontrar historias queridas cuando uno las necesita. Por eso, me dolía cuando el niño se aferraba con pasión a un libro y se escuchaba: "Ese no, que ya lo tienes en el cole"
2-Ser generoso, también. ¿Vamos a una feria del libro? Pues a romper la hucha. Si vamos a visitar una feria con más de 300 casetas, llevemos suficiente dinero para gastar sin que sea una tensión comprar. Total, seguro que esto ocurre una vez al año. Se puede decidir una cantidad razonable para que nuestro hijo o hija compre cuatro o cinco libros y regrese feliz con sus bolsas, marcapáginas y regalitos. Es fácil si desde el principio se negocia la cantidad y todos saben los límites. Por eso me dolía escuchar (muchas veces): "Elige bien porque sólo vamos a comprarte uno"
3-Repetir no es malo. Muchos niños encuentran en las ferias libros que han leído en algún momento y prefieren elegir estas lecturas "seguras". La cara de emoción, placer, felicidad y alegría es indescriptible, pues representa un momento de conexión entre la vida real (la calle) y la obligada (escolar). Un libro que le han leído en la escuela, la biblioteca o en alguna animación lectora, que le ha gustado y que encuentran en un mostrador, es una alegría sin par. Tener el libro que tanto disfrutó, es casi un premio. Por eso me dolía escuchar: "Ese no, que ya lo has leído"
4-Los libros, se tocan. ¡Sí!, se abren, se miran, se calcula el peso, se tienta el volumen, se aprecia el papel, se repasa con la vista antes de sacar el dinero del bolsillo para pagar. O, si no, ¿cómo lo hacemos? Nos ha encantado ver a padres que ayudaban a sus hijos a pasar las páginas, o niños que a pesar de su corta edad eran muy conscientes del momento "tocar y leer". Pero siempre me daba tristeza escuchar esta frase: "los libros no se tocan" porque realmente parecía que decía: "no vamos a comprar nada"
5-A veces eligen los niños. Es bueno que los niños aprendan a organizar sus compras. Como todos, unas veces gastarán su dinero mejor que otras. Como todos, a veces comprarán por impulso y a veces meditarán su compra. A gastar bien se aprende gastando y los niños tienen derecho a equivocarse. Por eso me dolió (por suerte sólo la escuché una vez) esta frase que llevó al niño al desmadre de sus modestos criterios: "Cariño, te vamos a comprar el libro que tú quieras, pero ese no"
6- A veces tienen que elegir los adultos. Como los niños no conocen toda la oferta, ni siquiera su propia demanda, es bueno elegir cosas para ellos. Nosotros leemos la prensa, las revistas especializadas, escuchamos las recomendaciones de otros papás y, lo que es más importante, en una feria tardamos muy poco tiempo en ojear y leer rápidamente muchos libros. Elija los que a usted le gustan para que la selección de los niños se vea complementada con otras cosas de los adultos. Tenga en cuenta que, hasta cierta edad, a los niños les resulta muy difícil decidirse. Por eso me dolía escuchar (con mucha frecuencia) a papás que les decían a niños de dos años o menos: "Venga, elige el que tu quieras"
Claire Elsom
7-Las regresiones no son malas. Muchos niños que están en la carrera de la lectura experimentan un momento de desánimo y necesitan acudir a lecturas más sencillas. Sobre todo cuando es un libro "de regalo": buscan uno ilustrado, que promete ser fácil y que les lleva a momentos tal vez más felices. Nosotros los adultos también actuamos así. Cuando estamos cansados o tenemos un largo viaje, nos inclinamos por lecturas más sencillas y ligeritas. ¿Por qué les negamos esto a los niños? No pasa nada por leer algo por debajo de su nivel. Por eso me dolía escuchar tres versiones de una misma inquietud: "Estos son de niños y tú ya eres mayor" o: "este tiene poca letra para tí", o: "este tiene muchos dibujos"
8-Comprar es un placer. Si, sobre todo, comprar libros. Si va con este espíritu a una feria de libros, lo pasará bien, aprenderá a saber qué le gusta a sus hijos, a conversar sobre los libros por su apariencia, a descubrir libros nuevos, y a regresar a casa cargado de bolsas que no le darán mala conciencia. El mejor momento de la feria (le tocó vivirlo a mi compañera y no a mí) fue cuando se acercó una señora mayor con su nieto de cuatro años. El niño eligió un libro, con total libertad y placer. Cuando lo fueron a pagar, el pequeño dijo: "¡Esto es un vicio, abuelita! ¡Un vicio!"
Te recordamos las series que hemos escrito con consejos.
Docentes y promoción de lectura: 10 ideas
Lo que los bibliotecarios pueden hacer por la lectura
Y agradecemos el fabuloso banco de imágenes relacionadas con la lectura de: Lecturimatges: la lectura en imatges, de donde hemos sacado las que ilustran este artículo.