Esta carta tiene que ver con mi proyecto de Mujeres en la LIJ. De vez en cuando iré poniendo por aquí algunas cosas curiosas.
¡Hola! Y gracias por apuntarte a estas cartas…
Durante muchos años se pensó que los hermanos Grimm pasearon por pueblos y comarcas escuchando viejas historias que luego pondrían sobre el papel. Veladas de hilanderas y carboneros, casas humildes con una voz frente al fuego, cosas así. Y en las notas de los hermanos aparece muchas veces “escuchado a una campesina de Hesse”.
Pero nada más lejos de la verdad. La mayoría de los cuentos fueron recopilados en la casa de los Grimm, en Kassel, donde las mujeres informantes iban a merendar. En los años 80 Heinz Roelleke fue uno de los investigadores que comenzó a mirar con cuidado las cartas y las notas.
Las primeras informantes de los hermanos Grimm fueron las tres jóvenes hermanas Hassenpflug: Amelie, Jeanette y Marie. Con ellas tenían los Grimm una especie de té literario desde 1808. Su padre era un alto funcionario y la madre tenía ascendencia hugonote. En casa de Marie estaba prohibido hablar alemán y solamente se usaba el francés. Las hermanas, cultas y urbanas, fueron las responsables de la primera edición de los cuentos, que fueron descartados posteriormente al descubrir los Grimm la procedencia francesa de muchos de ellos.
Estas jóvenes les presentan a sus amigas, las hermanas Julia y Charlotte Ramus quienes también aportan cuentos al repertorio y le presentan a Dorothea en 1813 cuando ya había aparecido la primera edición. Dorothea Viemann (1755-1816), aunque fue identificada como descendiente de inmigrantes hugonotes, quizás por su excelente memoria y la regularidad con que acudía a contarles historias a cambio de merienda y algunas monedas, los Grimm la consideraron una narradora ideal y representante de las docenas de informantes que colaboraron en el proyecto.
Dorothea, cuando conoce a los Grimm, está pasando algunos apuros económicos que la llevan a vender en Kassel verduras y hierbas aromáticas de su pequeño huerto, pero estaba casada con un sastre y no con un campesino. El repertorio de cuentos lo había adquirido de joven en la taberna de su padre donde escucharía a comerciantes, viajantes o soldados. Tal vez los Grimm preferían ignorar esto al recoger sus historias que les parecieron más auténticas que las de las hermanas Hassenplfug.
Además de las contribuciones de Dorothea, los Grimm habían recopilado cuentos de Friederike Mannel (1783-1833), criada en el campo, en la apartada casa de su padre, pastor y profesor. A los Grimm les parecía ideal para combatir la influencia francesa. Friederike era joven y no tenía ni un antepasado hugonote, pero los hermanos no se dieron cuenta (o no quisieron verlo) de que el padre se hacía cargo de los niños del pueblo hugonote Gethsemane, y Friederike reconoció que muchos de sus relatos provenían de estos niños.
En la farmacia frente a la casa de los Grimm, a unos pocos pasos, la familia Wild también contribuyó. Dorothea Catharina junto a sus 6 hijas, una de ellas futura esposa de Wilhelm, aportaron unos 39 cuentos. Las niñas tenían entre 13 y 17 años. Otras informantes venían de la familia von Haxthausen, de rancia nobleza, cuyas mujeres, Marianne, Anna y Ludowine habían tenido estrechos contactos con narradoras de origen popular como era habitual en su entorno con las criadas y las campesinas. Las mujeres de esta familia aportaron más de 60 cuentos, casi un tercio del total. Y no podemos olvidarnos de Jenny von Droste-Hülshoff (1795-1859), hermana de la que luego sería una famosa escritora, Annete, quienes aportaron unos cuantos cuentos.
Así que, no solo muchos de los cuentos de los Grimm provienen de mujeres cultas y refinadas, sino que no reflejaban la identidad alemana, como era el propósito de los hermanos, ni fueron recopilados en los pueblos.
El volumen titulado Los cuentos de los hermanos Grimm como nunca te fueron contados se basa en la primera edición de 1812 que fue posteriormente descartada. La edición de Helena Cortés Gabaudian incluye un muy buen prólogo con muchos detalles de las informantes. Está publicado por LaOficina. También el libro de Marina Warner, Cuentos de hadas (editorial Larrad, trad. Patricia Losa) extiende su mirada a lo social, político y feminista.
****
p.s. Sobre el tema de los cuentos de hadas, publiqué esta conferencia para las jornadas de AEDA que puedes leer aquí:
*****
p.s. Estamos armando ya el grupo para el Club de Lectura por Correspondencia de Álbum. ¡Ya vamos por la quinta temporada! El tema será “El viaje” y los cuatro libros elegidos dan para mucha conversación. Si quieres apuntarte, empezamos el 5 de marzo. Toda la información, aquí.
p.s. Mi próxima carta será sobre lo políticamente correcto en los libros informativos
¡Gracias por leerme! Hasta el mes que viene…
Bueno, además lo cuentas muy bien.
Gracias por esta entrada tan interesante Ana.
Soy escritora de LIJ. Me encanta que se dé a conocer la importancia de la oralidad para la literatura. Este año he tenido el honor de ganar el Premio Ala Delta de literatura infantil con un libro que trata este tema (entre otros), aunque, en este caso, eran los hombres los que transmitían las historias de generación en generación. Espero que les guste a los lectores, estoy muy ilusionada.
Gracias Ana. Guardaré esta entrada porque me parece muy importante todo lo que cuentas.
Un cordial saludo.