María Teresa Andruetto: "la cultura es matrilineal"
A propósito de un libro de memorias lectoras de la escritora argentina
El próximo viernes 13 de septiembre a las 19:30 (hora peninsular española) tendremos un encuentro para nuestro podcast Reportajes supersónicos con María Teresa Andruetto para hablar de su más reciente libro, Una lectora de provincia. El día anterior, los suscriptores de pago recibirán un enlace para sumarse al encuentro. Si tienes alguna pregunta, puedes dejarla en los comentarios, no importa si no estás presente el día de la charla. Posteriormente, el podcast estará disponible para su escucha.
Por muchas razones me hace enorme ilusión este encuentro: por el cariño de tantos años, por su sabiduría y porque este podcast recibe el nombre del libro de una escritora argentina, Syria Poletti, de ascendencia italiana como María Teresa, emigrante en Argentina, y con una obra que casi se ha perdido en el tiempo.
Hace algunos meses se publicó en Argentina Una lectora de provincia, de María Teresa Andruetto en una colección titulada Lector&s de la cuidada editorial Ampersand. Si no conoces esta serie, te la recomiendo mucho, yo he leído ya los libros de Margo Glantz, Alan Pauls y José Emilio Burucúa, y cada uno de ellos es una fiesta para quienes amamos la lectura y todo lo que la rodea. La mayoría de ellos se encuentra en España, aunque tuve que esperar unos meses para leer este de María Teresa Andruetto.
Conocí a María Teresa en la Biblioteca Internacional de Múnich a principios de los noventa (¿1993?). Yo llegaba a pasar mis tres meses y ella ya estaba en los últimos días de su estancia, así que tuvimos tiempo de pasear y charlar como dos perdidas que andábamos en una ciudad cuyo idioma era incomprensible. Recuerdo que nos sorprendía siempre la hora en esas tardes que parecían noches y el reloj solo marcaba las cuatro. Guardo también un recuerdo muy tonto: ella y yo vagabundeando por una ciudad fría en la que habíamos comprado un pan de esos rectangulares y, en el autobús de regreso, nos íbamos comiendo la miga mientras dejábamos la corteza como si fuera un envase listo para rellenar. La lectura de este libro coincidió con una pequeña mudanza donde aparecieron los libritos que posteriormente me envió, alguna correspondencia antes del correo electrónico y un par de fotos.
Creo que en 1996, en mi primer viaje a Argentina, le hice una visita a una sencilla casa donde vivía con sus dos hijas pequeñas. Algún tiempo más tarde, ella vino a Frankfurt, donde yo vivía entonces. La foto de arriba donde estamos juntas cenando solo pone 03.05 (¿2005?). Desde entonces María Teresa fue desarrollando su obra con calma y es toda una referencia en la literatura infantil, sobre todo por sus textos sobre lo literario que pueden encontrarse en libros como La lectura, otra revolución (FCE) y Hacia una literatura sin adjetivos (Comunicarte), libros y textos que consulto con frecuencia. Sus libros de literatura infantil le hicieron merecer el Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil en 2010, y el Hans Christian Andersen en 2012.
Una lectora de provincia coincide en las librerías españolas con otro titulado ¡Mujeres, mierda! (ediciones Comisura) dedicado a perfiles de mujeres (escritoras, pero también activistas, protagonistas de libros, y rebeldes contra su destino) que se puede leer como una continuación de sus memorias. Las fotografías de este volumen son de Andrea Modica.
Las reflexiones de Una lectora de provincia organizadas en once capítulos nos cuentan mucho sobre una infancia modestísima con una bisabuela que iba ocasionalmente a Argentina desde Italia y que aprendió a leer sola con los libros de una pequeña iglesia que limpiaba y cuidaba en su país natal. Ya asentada en Argentina con la abuela de María Teresa, escribían y leían las cartas a los parientes que se habían quedado en Italia. De su bisabuela se dice que “murió leyendo” y María Teresa recuerda en este emotivo primer capítulo: crecí escuchando historias que giraban en torno a los libros. Como la que escribió en Clara y el hombre en la ventana a partir de un recuerdo de su madre. Una madre que amaba leer ficción (sobre todo novelas sentimentales), y un padre interesado por la no ficción nos regalan un segundo capítulo lleno de recuerdos sobre sus lecturas infantiles, muchas de ellas escuchadas en voz alta, otros libros leídos sin comprenderlos en absoluto y preferencias (no me gustaba Mujercitas y empezó a aburrirme Heidi) por lecturas que no estaban dentro del canon. Libros clásicos, autores nacionales, poesía, mucha poesía, cuentos adaptados, libros de geografía, fotonovelas, relatos de la biblia, enciclopedias, libros de estampas, libros de recetas… “Lecturas poco y nada direccionadas” como dice ella que, sin embargo, tenían para ella la misma importancia.
Este gusto por las historias la convirtió en una habilidosa contadora pero también en una lectora para los demás: en la cárcel, en un geriátrico, y en otros espacios donde contar y contarse era un recordatorio de su vida familiar. También en una posición vital de compromiso político y social. La autora recuerda la época en que debió abandonar sus libros durante la dictadura para irse a la Patagonia en un insilio donde apenas pudo llevar tres libros. La escritura estuvo presente durante toda su vida, aunque publicar fuera un acto secundario en su vida profesional.
La generosidad de María Teresa en este libro es enorme: no solamente habla de su vida sino que cruza sus textos con las vidas de autores que la han acompañado: Italo Calvino, Paulo Freire, José Goroztiza, César Vallejo, Andrés Rivera, Alejandro Schmidt, y muchas mujeres que llegan tarde a su vida después de un canon principalmente masculino como Beatriz Vallejos, Mary Oliver, Circe Maia. Qué bien que el libro incluye un listado de las obras citadas para poder seguir leyendo bajo sus recomendaciones.
Hay algo que atraviesa el libro: la poesía. María Teresa la ha cultivado y publicado, pero quizás sea su vertiente menos conocida. Sin embargo, lo poético está presente toda su obra y en sus ideas, y rinde un amplio homenaje en este libro a un género donde la palabra y sus posibilidades redimensionan la literatura. Y hay otra cosa más: aunque la lectura y la escritura son un acto político,
yo no le pediría a la literatura que transforme una sociedad, no le pediría tanto, pero sí creo en el poder transformador de la lectura cuando la construcción de lectores se convierte en una cuestión de Estado, en una cuestión política, a través de la escuela, las bibliotecas pública, los programas sociales.
Maria Teresa comienza su libro situándonos en un lugar de provincia con suelos de tierra en las casas, campos de maíz, inquilinatos, con pueblos sin librerías ni bibliotecas, inmigrantes iletrados, con carteros en bicicleta… y lo finaliza en el lugar donde vive desde hace muchos años, un espacio, también en la provincia, con una habitación desde cuya ventana se divisa un algarrobo frente al que escribe. Un lugar, también, donde la lectura sigue siendo su eje vital.
Leer para saber. Leer para pensar. Leer para no pensar. Leer para olvidar. Leer para no olvidar. Leer para divertirme. Leer como educación sentimental. Leer como camino espiritual.
¿Te gustaría preguntarle algo a María Teresa? Puedes hacerlo en los comentarios.
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Ante todo, gracias Ana por brindarnos una vez más oportunidades de lujo en tu podcast. Yo que tampoco he leído el libro y tengo lecturas pendientes, dejo una pregunta que quizás es "fuera del guacal" como decimos en mi tierra, pero por si acaso, aquí va. Vi con emoción que entre los autores que María Teresa ha destacado como acompañantes en su travesía, está Paulo Freire quien fue una figura de gran inspiración para mí en mis años de juventud, que me llevó a incursionar como voluntaria en una iniciativa de alfabetización de campesinos en zonas rurales muy pobres, aplicando su enfoque y metodología y, a desear convertirme en una especialista de filosofías y metodologías de educación con visión liberadora. Circunstancias de la vida, me alejaron de ese camino y circunstancias de la vida me han vinculado en esta etapa de adulta mayor a la literatura infantil y la promoción lectora. Me gustaría conocer si, en su experiencia, María Teresa encuentra vínculos relevantes entre la mirada y la voz de Freire y la formación de lectores infantiles.
Hola! ¿Cómo transforma la emoción y el espíritu la lectura?
Por qué desde tu experiencia personal la lectura te transforma?
Qué evidencias puedes compartir que permitan acompañar la lectura en espacios educativos?
Qué importancia tiene esto para los adolescentes en estos tiempos?