Los libros informativos para niños ¿no forman lectores?
Sigue siendo muy sorprendente que los espacios dedicados a los libros informativos para niños estén reducidos a su mínima expresión. En la mayoría de los casos, sencillamente no existe. En el último congreso del IBBY celebrado en Santiago de Compostela no hubo apenas intervenciones que explicaran de qué manera los libros informativos proporcionan igual de placer y ayudan a crear lectores entre los niños. ¿Será porque los mediadores no leen libros que tengan que ver con la ciencia, la filosofía, el conocimiento en general?
Por eso es muy de agradecer la iniciativa que ha tenido la revista Peonza dedicando su número 93 (¡el número 93! ¡muchas felicidades!) al tema de Leer con Conocimiento.Con un sumario muy sugerente en el que colaboran científicos, editores y escritores, las reflexiones insisten en la severa división existente entre aquellos que escriben literatura y los que escriben divulgación científica. Paciano Merino y Carlo Frabetti explican que ciencia y literatura tratan de comprender el mundo y la lectura de textos científicos también puede resultar una actividad muy placentera para los niños.
Frabetti, como matemático y escritor de libros para niños expresa su desconcierto por el analfabetismo matemático y la dificultad de encontrar auténticos divulgadores. Vicente Muñoz Puelles escribe sobre su experiencia con el género autobiográfico y, en concreto, con la gestación de algunos de sus libros juveniles. Irene Savino, directora de arte de Ediciones Ekaré, explora algunos libros ilustrados y los propone como un primer museo para los niños pues, como indica en su texto, las imágenes "enseñan a observar, a seguir códigos visuales, y establecen relaciones con el espectador al ser reconstruidas en el acto de la contemplación". Rosa Serrano, editora de Tàndem, comenta con mucho entusiasmo la gestación y creación de la colección Filosofía para profanos. Destacar también el artículo de Carla Baredes, editora de Ediciones Iamiqué y física de profesión, aclara seis malentendidos (postulados, los llama ella) sobre los libros científicos: que no se entienden, que son aburridos, que son muy solemnes, que son sólo de preguntas/respuesta, o sacrifican el nivel académico. Con el humor que caracteriza el estilo de esta editorial, Baredes aclara que los libros de ciencia no deberían estar muy lejos de la mano de los niños, tal y como lo demuestran los numerosos seguidores que tiene. Por último, me gustaría destacar el hermoso artículo de la ilustradora española Rocío Martínez sobre el ilustrador checo Peter Sís. Peter Sís es un artista total que escribe, diseña e ilustra sus libros de marcado corte biográfico: Galileo y Darwin son algunas de sus obras. Sís ejemplifica, a mi modo de ver, una forma de acercar el conocimiento que resume todo aquello que reclamamos: originalidad, divulgación y experiencia estética. Es, además, un ejemplo de cómo tender puentes entre lo literario y lo científico. Una excelente iniciativa para dar visibilidad a un tema necesario en las discusiones sobre la formación de lectores.
Peonza. Revista de Literatura Infantil
Junio 2010 -Nr. 93
Edita: Asociación Cultural Peonza