12 Comentarios
mar 4, 2023Gustado por Ana Garralón

Buenas tardes!

Gracias por tus reflexiones que me ayudan a encontrar a alguien que sabe nadar a contracorriente cuando es necesario.

Yo también estoy cansada de al ir a comprar cuentos a mis nietos me encuentro con libros para ellos, digamos de "falsa autoayuda", están de moda los de sentimientos y la verdad que muchos de ellos creo que están super dirigidos hacia un vacío de valores.

Joana Ferrà

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Hola, Ana. Estoy totalmente de acuerdo con lo que planteas. Por mi parte, como editora, lo que he perseguido y sigo persiguiendo es anteponer la literatura y el arte a la instrumentalización, a los "libros para". En el caso de nuestro manifiesto, cuando escribí «ni las niñas son rosas ni los niños azules» pensaba en el hecho de que en el mercado editorial se tiende también a categorizar los títulos por sexo (libros para niñas con cubiertas rosas y purpurina vs libros para niños con héroes de acción o similar), no en seguir una línea editorial enfocada en esa idea. No obstante, a los editores nos hace falta autocrítica en ese sentido. Muchas gracias siempre por tus lúcidos textos. Es un placer leerte.

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Ana, no conozco casi nada de libros informativos destinados a las infancias. Pero tu "no" tan categórico en el copete de tu aporte me llevó a pensar: ¿estamos seguros que no hay ningún libro informativo que refleje la realidad? Por supuesto, no sé la respuesta. Pero, si lo hubiera, estaríamos siendo injustos con su autor y editorial. Quizás, podríamos relativizar: "la gran mayoría de los libros informativos...". Las posturas dicotómicas me inquietan, salvo la de vida/muerte, que entiendo como absoluta. No sé. Comparto mi pensar.

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Ay mil gracias querida por señalar el apunte. Es algo que llevamos hablándolo y discutiéndolo mucho tiempo y no tengo la percepción de mejora. Creo que hemos conseguido alejar a muchos padres de los libros para sus hijos, hay que volver a ganarse su confianza.

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A mí en uno de mis libros me pidieron que redujera los pechos de las señoras. Me negué. Y tuve la suerte de que se respetó mi negativa. Una editorial inglesa rechazó uno de mis libros, porque el protagonista era un niño africano y ni la escritora, ni yo éramos africanas. En un manuscrito junto con una escritora ucraniana sobre los cosacos, una editorial alemana lo rechazó por ser pro-guerra, cuando es un libro que simplemente habla de la herencia histórica y cultural de un país. ¿Por qué sí un libro sobre los romanos, los vikingos o los piratas, pero no uno sobre los cosacos? Es agotador y muy desilusionante.

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