¡Listamanía! Nueve libros informativos geniales
Cada vez más, o eso me parece a mí, las editoriales de libros infantiles apuestan por libros informativos originales y llenos de encanto. Yo pensaba que era mi obsesión: mirar siempre por los informativos, pero desde hace meses veo de manera espontánea libros que cuentan el mundo con chispa, con planteamientos curiosos y que, después de su lectura, llevan a otros libros.
He escogido nueve que me gustan especialmente: renuevan ideas sobre este género, apelan a la inteligencia de sus lectores y están pensados y creados en diferentes países.
Nicola Davies es una de las grandes divulgadoras de nuestro tiempo. De ella conocemos en español algunos libros publicados para los más pequeños en la editorial Juventud (Destapa y descubre, con ilustraciones de Marc Boutabant), un libro que casi ha pasado desapercibido Caca, una historia natural de lo innombrable (en Lynx) y una novela de corte social, La promesa (publicada por Milrazones). Sin embargo su gran obra de divulgación ha sido publicada en México por a editorial Castillo. Una serie de libros muy divertidos: Animales extremos, Animales letales, El tamaño ideal y Grita, trina, zumba) con ilustraciones de Neal Layton. En su último libro traducido también por Castillo, cuenta con una ilustradora potente, Emily Sutton, que consigue ambientar y dar una estética muy atractiva al tema que ha elegido divulgar. Diminuto: El invisible mundo de los microbios (traducción de Eliana Pasarán) acerca a los lectores a un mundo insospechado, lleno de curiosidades y referencias a la vida cotidiana con información muy precisa. Lamento no tener un escáner que me permita mostrar la belleza de una doble página, el papel mate que sostiene tan bien una ilustración llena de color y detalles, y una experiencia de lectura que muchos niños recordarán por mucho tiempo.
También publicado en México por Castillo, es el libro Inventos inspirados en la naturaleza de los coreanos Wan-doo Kim y Eun-jin Ahn (traducción de So-yon Yoo) Un libro que propone mirar la realidad con otros ojos, conectarla con la naturaleza, y darse cuenta de cómo el hombre está más cerca de lo que le rodea de lo que parece. De dónde viene el alambre de púas, el velcro, la torre Eiffel, o la armadura, nos dejarán con una sonrisa en la boca. Claro que alguna vez hemos imaginado que las aletas de nadar y la excavadora se parecen a animales, pero ¿conocemos os secretos del topo para abrir zanjas? ¿o que el tanque de oxígeno está inspirado en los escarabajos acuáticos? ¿Y qué tiene que ver el pulpo, el tiburón, o la ballena con nuestros inventos? Un libro que propone pensar en todas aquellas cosas que hacen nuestra vida más fácil. ¡Qué sería de tantos niños sin el velcro con el que abrochan sus zapatos!. La casualidad, la investigación y la observación aparecen aquí como procesos naturales de los inventores y científicos. Creo que después de leer este libro muchos niños van a inventar cosas increíbles.
Otro libro que relaciona la actividad humana con la naturaleza es el excelente Animales arquitectos del arquitecto Daniel Nassar y el diseñador Julio Antonio Blasco Sr. López. En Chile ha sido publicado por Liberalia (es la edición que tengo) y en España, con el título de El castor constructor y otros animales arquitectos por Promopress. Catorce construcciones de animales que son presentadas como si se trataran de un proyecto de arquitectura: tipo de animal, cómo se construye su casa, fecha de construcción y materiales. De esta manera, una casa colgante, una mini-habitación, una catedral ventilada (termitero), un jardín subterráneo y una cabaña en el río entre otros proyectos, muestran el ingenio y la habilidad, pero también la necesidad de tener cobijo. Los hay resistentes, efímeros, sofisticados e ingeniosos (¡la pérgola de los enamorados!). El texto se aleja todo lo que puede de tecnicismos e incluye comentarios informales y detalles que fascinarán a los lectores (tan aficionados, ellos a los juegos de construcción). El diseño, además, es perfecto: solapas con información detallada, ilustraciones claras que usan fotografías de la naturaleza combinándolas con dibujos a lápices de colores. Flechas y recuadros hipnotizan al lector para que no salte nada. No es de extrañar que este libro haya sido traducido al inglés, catalán, alemán y coreano. (la ilustración que sigue ha sido tomada de la página de Daniel Nassar de una de las ediciones)
El cuarto libro que recomendamos por aquí es El museo de Tronquito de Ashild Kanstad Johnsen (Nórdica, traducción de Cristina Gomez-Baggethun). Sí, otra vez naturaleza y civilización andan de la mano. Tronquito es un loco de recoger y coleccionar cosas que encuentra en sus paseos por el bosque. ¿Qué niño no tuvo nunca una caja llena de cosas encontradas?. Este libro habla de la pasión humana por coleccionar. Esa manera absurda de coleccionar que Tronquito lleva a extremos insospechados: guarda, guarda, guarda, clasifica, clasifica, clasifica y... finalmente crea un museo. Un lugar donde ordenar lo que tiene valor para él, un lugar para compartir y disfrutar. Pero ¿qué ocurre cuando ya no cabe nada más? Que toma fotos y pone en un libro. Un libro donde las cosas no ocupan espacio y están siempre a la mano. No es extraño que este libro le mereciera a su autora el premio al Libro más bello en su país, Noruega. Es fácil identificarse con Tronquito y sus aficiones, ilustrado con encanto, detalles y una original historia que, por cierto, nunca termina...
Y sobre la exploración del mundo es el siguiente recomendado, Viaje al fin del mundo con ratón, de Frank Viva (La Casita Roja, traducción La Casita Roja). Viva es un diseñador minimalista que parece obsesionado por los viajes (sus otros libros exploran de alguna manera idas y venidas) y en este libro relata la ruta hacia la antártida de un hombre y su impaciente mascota. ¿Ya podemos volver? pregunta insistente el ratón. El protagonista le va contando que todavía es pronto y le invita a reflexionar sobre lo que está pasando afuera: el frío, los animales y lo que éstos hacen. Una sencilla crónica inspirada en un viaje real del autor que se dirige a los lectores más pequeños con una narración atractiva, un diseño exquisito y un vocabulario para familiarizarse con la naturaleza.
Y como el mundo es ancho (y ajeno, que diría el poeta), ¡Todo el mundo! es el nuevo libro de Ana Tuckermann, esta vez con ilustraciones de Tine Schulz (Takatuka, traducción de Patric de San Pedro). Con el subtítulo de "Vidas de todos los colores" la autora explora un sentido amplio de la palabra persona que se remonta a los orígenes pero también a la realidad contemporánea con la inevitable alusión a los conflictos humanos actuales (desplazamientos, racismos y emigraciones). Cómo nos comunicamos, nos divertimos, cómo celebramos nuestras cosas y, sobre todo, cómo miramos a los demás, son las principales líneas de este libro que continúa una serie exitosa y necesaria.
Uno de los capítulos del libro anterior está dedicado a las diferentes formas de comunicación. Y al lenguaje y, en especial, a palabras singulares, se publica Lost in translation de Ella Frances Sanders (Libros del Zorro Rojo, trad. Sally Avigdor)- Como dice el subtítulo: Un compendio ilustrado de palabras intraducibles de todas las partes del mundo. Y así es: encontramos en este libro respuestas a preguntas que nunca imaginaste hacer, como dice la autora en el prólogo. Una muestra de la plasticidad de los idiomas y de la fantasía para explicar muchas realidades intangibles. Porque la selección que ha hecho la autora está orientada a palabras que describen sensaciones y sentimientos. Del japonés, del sueco, del noruego, del alemán, del galés, del hindú y hasta de nuestro vecino portugués, este catálogo nos sumerge en las sorprendentes posibilidades del lenguaje y del esfuerzo de los humanos por ponerle nombre a todo lo que vive. Algunos ejemplos: Pisan Zapra (el tiempo que tardas en comerte un plátano), Kilig (la sensación de tener mariposas revoloteando en el estómago) o Yajus (un chiste tan malo que solo puedes reír). Las delicadas ilustraciones de la autora visualizan los conceptos e invitan a los lectores a adivinar el significado por la ilustración antes de leer el texto.
El octavo libro (ya falta menos: ¡el noveno es mi favorito!) que me ha divertido y sorprendido es Paténtalo. El libro de los inventos útiles y disparatados de la historia del tándem de ilustradores de moda Alejandra Mizielinska y Daniel Mizielinski con textos de Matgorzata Mycelska, (Ediciones Ekaré, traducción Olga Glondys). El libro es, como el anterior, una reivindicación de la imaginación humana aplicada a cacharros y trastos que no siempre han funcionado. O sí.El autor ha investigado en el ámbito europeo y norteamericano y da preferencia a siglos pasados donde encontramos los artilugios más increíbles como la noria viajera, el pájaro de pasajeros, el reloj de agua o la primera bicicleta (sin asiento, por cierto). 28 inventos, muchos de los cuales han dado lugar a posteriores objetos de uso cotidiano. El autor habla del autor, de su época y las características del invento. Los ilustradores, además, añaden una doble página con una escena cotidiana donde se ve en acción el objeto y las reacciones de quienes lo ven (o lo padecen). Un libro gracioso y singular que anima a inventar y, sobre todo, ¡a patentar!.
Y sí, ahora llega el noveno y, lo confieso, uno de mis favoritos. Por el tema (los dientes su sorprendente enfoque (cosas inimaginadas que se pueden hacer con ellos), por el acierto de la historia (con final sorprendente), por las contundentes ilustraciones, porque es para pequeños pero los grandes lo leerán con asombro, y por la cantidad de detalles tan bien presentados. El misterio del diente de Arianna Squilloni con ilustraciones de Riki Blanco (Libre Albedrío). Un libro que se acaba de llevar una merecidísima mención en el I Premio Iberoamericano de Libro Informativo. Un libro que comienza con una ingenua historia de marcianos y ya en la tercera página nos saca una sonrisa. Un libro sobre dientes y sus usos, animales, curiosidades y datos que harán que cada vez que sonreímos nos acordemos de esta joya ilustrada y corramos a leerlo nuevamente. Un libro para primeros lectores, esos que tienen los dientes en movimiento. Y si empezamos con una sonrisa, terminamos con otra, que ya es mucho si estamos pensando en los libros que se hacen para niños. Un libro que, en fin, me da mucho gusto recomendar y que estoy segura de que va a encontrar muchos muchos lectores porque no ocurre cada día, que nuestra producción de libros informativos tenga el nivel de este libro. Y esto es de agradecer y celebrar. ¡Ñam ñam, unos mordisquitos para los creadores!