Leer no sirve para nada
Hay una escena en una comedia británica donde un hombre está leyendo en un bar de goffres. Cuando la camarera, descarada y mascando chicle, le pregunta: "¿para qué lees?", el tipo contesta: "Para no trabajar en un bar de goffres". Bromas aparte, no sé si en algún otro sector cultural encontramos la cantidad de frases hechas que hay sobre el poder de la lectura. No sé si imaginarme un cartelito de estos que circulan por la red diciendo: "El arte es divertido. Andy Warhol". Sin embargo, y referido a la lectura, encontramos una gran cantidad de citas (muchas veces asignadas falsamente a escritores) que nos recuerdan su importancia y su valor.
El cansancio de este bombardeo visual, sub-estético y de dudosa influencia, me llevó a releer el libro de Víctor Moreno La manía de leer (Caballo de Troya, 2009). Libro que leí en su momento y recuerdo que me irritó bastante, por la habilidad de Víctor Moreno para descontextualizar frases y utilizarlas a favor de un discurso en contra de los tópicos de la lectura.
Sin embargo, debo confesar que esta relectura bajo la órbita de los cientos de imágenes conminándonos a leer por diferentes motivos, me ha reconfortado y acompañado. Desde el año 2009 en que salió (y leí) el libro, hasta hoy, Facebook y otras redes sociales han aumentado de manera exponencial el número de mensajes en esta dirección.
Provienen incluso de personas sensatas que, con buena intención, los propagan sin darse cuenta de que estamos llenado el discurso sobre la lectura en un montón de lugares comunes y frases que sustituyen la verdadera reflexión sobre lo que es leer. En su libro, Víctor Moreno utiliza frases de escritores y es frecuente encontrar algunas como la de Carlos Fuentes que dice así: "La lectura de un buen libro enriquece el alma del lector, nos enseña a ver con más optimismo el mundo, y a amar más y mejor a las personas y a las cosas que nos acompañan en la vida", y que sólo falta meterla en un cuadrado con un fondo de estrellas para ponerla en circulación.
Toda esta cantidad de buena incitación a la lectura, desde fuera, produce un efecto que Moreno denomina "fundamentalismo lector", pues inevitablemente, se caricaturiza a quien no lee:
"La conclusión humanista deviene imperativo categórico: quienes no leen no pueden en modo alguno ser personas cultas; no comprenden la realidad; no la piensan y no la conocen. Tampoco la sienten. Su racionalidad deja mucho que desear." (p.195)
Y se cae en una mística de la lectura como algo que, a partes iguales, te divierte y te salva de una vida mediocre.
"Un porcentaje altísimo de las apologías que se hacen de la lectura se basa en tópicos, lugares comunes, clichés, prejuicios ilustrados, estereotipos, determinismos varios, extrapolaciones ridículas y falsas. Cualesquiera de las afirmaciones que circulan por el mercado del comercio ideológico no resisten un análisis hecho con rigor y exactitud" (p.11).
Lo que nos interesa a nosotros, mediadores en la lectura, es ver de qué manera este discurso hecho de frases "bonitas" nos ayuda a crear lectores y a sensibilizar hacia la lectura a niños que no la encuentran tan interesante. O si, por el contrario, estamos reforzando únicamente a un tipo de lector presentado de manera enfermiza. Un lector que debe leer para alcanzar anhelos, evadirse de las circunstancias y obtener experiencias que nunca tendría en su vida normal. ¿Nos dirigimos a enfermos o personas incompletas? Muchas de las funciones de la lectura que propagan estos carteles parecen los efectos de un fármaco. Leer es un placer y las metáforas que lo rodean, sus frases bonitas, con connotaciones que no dicen nada, sin duda dejan indiferente a aquellos que leen pero no les interesa la lectura de un libro.
Moreno dedica un capítulo de su libro a la lectura en la escuela y cómo las prácticas escolares de análisis del texto chocan con muchos de estos mensajes que nos dicen que leer es divertido.
"Entre las causas que impiden dicha relación(la creatividad con el placer), estaría el enfoque productivista de las actividades lectoras en el aula, que no dejan un mínimo resquicio para que pueda colarse por él un poco de luz creativa, o, lo que es lo mismo, pensamiento divergente. Pues todavía se sigue considerando una pérdida de tiempo lo que realiza el alumnado bajo la perspectiva del pasárselo bien." (p.243)
Por lo general (y este es un tema sobre el que escribiremos en este blog), lo que interesa de los alumnos es que respondan a ciertas preguntas, más que explorar las preguntas que el alumno tiene sobre el texto. Con las metáforas de la lectura sucede lo mismo: observamos la cantidad de gente que las difunde, que "le dan" allike, que se sienten parte de una comunidad especial porque se identifican con lo que dice la metáfora mientras que los demás se lo pierden. Es muy socorrido para grupos de promoción de lectura que difunden por Facebook sus ideas, tomar uno de estos cuadraditos para echar a sus fans, en lugar de proponerles el esfuerzo de leer algún artículo interesante y profundizar en lo que significa de verdad la lectura.
Para finalizar, me gustaría presentar las representaciones sociales de la lectura que da Víctor Moreno en su libro y que podemos encontrar en las cientos de metáforas que nos asaltan cada día:
1- El libro como fetiche
El libro se presenta como constructor de la personalidad (aunque no diga qué tipo de personalidad) y la formación de valores. Es imposible crecer interiormente sin lectura. Y, de la misma manera, el que no lee no puede tener experiencias profundas. No llega a conocer realmente el mundo y la vida.
2-La lectura como farmacopea
El acto de leer se presenta como capaz de solucionar muchos problemas: la soledad, el aburrimiento, la convalecencia por enfermedad, pero también el racismo, la intolerancia, la violencia y hasta la corrupción. Incluso, por qué no, serenidad y fortaleza de ánimo.
3-El no-lector es un enfermo imaginario
Es obvio entonces que los que no leen tienen una vida incompleta, son menos libres y hasta están condenados al fracaso. Si una sociedad tiene bajos índices de lectura es que no está sana. (Aunque nadie nos explica por quéAlemania y Francia tienen una tasa más alta de suicidios que, por ejemplo, Colombia).
¿Somos conscientes los que trabajamos buscando lectores del impacto de estas metáforas y de su difusión? Alimentar las creencias del tipo "la magia de la lectura" no creo que nos ayude a comprender (y a difundir en la sociedad) las funciones de la lectura, y cómo podemos utilizarlas. Cada vez se ve más este discurso rápido y fácil de gurú que nos lleva a la "creencia" en la lectura, como si fuera un acto de fe.Sería más importante determinar lo que la lectura puede hacer en una persona más que lo que la persona puede hacer con la lectura. Esto signfica admitir que no siempre habrá magia, ni libertad, ni siquiera que seremos mejores personas. Cuando al historiador de arte Ernst. H. Gombrich le preguntaron en una entrevista si el arte producía algún efecto benéfico en la humanidad, respondió:
"No, rotundamente no. Goering era un amante del arte, un gran coleccionista y mire usted su historial. A Felipe II de España, que no era precisamente un hombre encantador, le interesaba también mucho el arte".(citado por Moreno, p. 269)