Entrevista a Ileana Lotersztain, editora de Ediciones Iamiqué: "Es difícil encontrar buenos autores de libros informativos"
Hoy traemos a este blog una entrevista con una editora muy querida y una editorial aún más apreciada: Ediciones Iamiqué quienes, desde Argentina llevan años haciendo libros informativos divertidos para niños. La entrevista, además, fue realizada in situ por María de los Ángeles Quintero y María Fernanda Maquieira quienes realizaron el curso que imparto en Gretel (UAB) Editar para niños: cómo se construye un catálogo y aplicaron en esta entrevista toda su experiencia y curiosidad. Una entrevista con editores era parte de los trabajos a realizar y, frente a muchas entrevistas por mail, me encantó esta que refleja también el lugar de trabajo. Muchas gracias a ellas y también a editoras como Ileana y Carla quienes, cada día, trabajan para que pasen por nuestras manos libros que no nos dejan indiferentes.
Entrevista a Ileana Lotersztain, de Editorial Iamiqué
por: María de los Ángeles Quinteros y María Fernanda Maquieira
“Los científicos tienen la curiosidad sobre el mundo que nos rodea
muy parecida a la de los niños”
Llegamos a las oficinas de Iamiqué, un apartamento pequeño y moderno ubicado en el barrio Palermo de Buenos Aires, una tarde de otoño algo gris. En él nos recibió cálidamente Ileana Lotersztain, su editora y socia fundadora junto a Carla Baredes.
Con un té de por medio, la charla surgió rápida y amena. Ileana es una apasionada por su trabajo y le encanta hablar de Iamiqué, su proyecto editorial que nació allá por el año 2000, fue creciendo al ritmo de las crisis y las incertidumbres económicas del país —al mismo tiempo que lo hacían sus tres hijos—, y que hoy cumple la mayoría de edad.
Iamiqué es una editorial única en su especie: solo publica libros de divulgación. Y se enorgullece de mantener intacto el espíritu con el que se inició: ser una editorial independiente con el objetivo de hacer libros informativos “lindos y divertidos”.
En la presentación de Iamiqué, cuentan que la editorial fue fundada por iniciativa tuya y de Carla, tu socia. Que ambas eran científicas y surgió la idea de escribir un libro de ciencias para niños, que se lo pasaron muy bien haciéndolo, y luego se formó la editorial ¿Puedes contarnos cómo fue?
Carla y yo nos conocimos en un curso de periodismo científico. Ella es física y yo bióloga, pero queríamos hacer algo diferente a ser profesoras o investigadoras. Además de enseguida coincidir en muchas cosas, empezamos a escribir notas de ciencias para el periódico Página 12, y también a colaborar en libros de texto y manuales para la editorial Santillana. Era medio aburrido, pero nos lanzamos, y ahí nos dimos cuenta de que había un montón de contenidos y temas que nos interesaban mucho y que quedaban fuera de esos libros, que suelen ser muy estructurados, formales y restrictivos. Ninguna de las dos venía del ambiente editorial, teníamos un gran desconocimiento y un poco de “caradurismo”.
Empezamos a fantasear con cómo sería escribir un libro sobre esos temas que nos interesaban y con un estilo más desestructurado, pensando en ofrecerlo al diario Página 12. Así nos largamos juntas a escribir El agua moja, que fue el primer libro, y nos ayudaron a armarlo de onda el diseñador e ilustrador, pero no conseguíamos esponsorización. De todos modos seguimos adelante, y de pronto nos encontramos con más material y muchas ganas de escribir.
¿Y cuál fue el siguiente paso?
Fuimos a librerías, un poco a ver qué había, hicimos como una investigación de mercado. Nos dimos cuenta de que había muy poco, y que eran los mismos libros que leíamos cuando éramos chicas, medio enciclopedistas. La duda era: ¿no hay porque no se venden, o no hay porque a nadie le interesa? En fin, no había nada como lo que nosotras queríamos hacer. Entonces fuimos con nuestro libro a la Cámara del Libro. Queríamos saberlo todo, no teníamos ni idea qué había que hacer para editar un libro. Ahí nos preguntaron: "Pero ustedes qué quieren hacer: ¿editar su libro de autor o crear una editorial? Porque si tienen idea de hacer más de un libro, lo que les conviene es armar una editorial, ponerle un nombre de fantasía...". Y entonces dijimos: "Bueno, hagamos una editorial, busquemos un nombre".
Y cómo llegaron finalmente al nombre?
Cuando comenzamos, todos nos decían que para qué nos íbamos a embarcar en eso, que era una época desastrosa, con hiperinflación, que las editoriales eran grandes grupos. Y nosotras respondimos: "Bueno, y a mí qué me importa", así como dicen los chicos, "y a mí qué". Así surgió el nombre: contra viento y marea fuimos para adelante.
¿Cuál fue el primer libro que publicaron en la editorial? ¿Cómo fue el proceso posterior?
Nuestro primer libro fue Preguntas que ponen los pelos de punta 1. Fue fundacional, desafiante, si había un 1 entonces vendría el 2. Luego de eso nunca más les pusimos número a los libros, aprendimos que eso no había que hacerlo. Empezamos a publicar un libro por año, mientras continuamos trabajando en otras cosas, como autoras de libros de texto o en periodismo. Esos fueron los peores años de la crisis (2001/2002).
Todo se dio muy intuitivamente: nos seguimos reuniéndonos en el desván de mi casa, junto al ropero de la abuela.
Decidimos jugárnosla y seguir, así nos pusimos a escribir. No teníamos un objetivo comercial, reinvertíamos todo lo que entraba. Sacamos dos colecciones nuevas (“Qué bestias” y “Sueños curiosos”) incorporando nuevos ilustradores y otros autores, además de nosotras. Luego empezamos a presentarnos a subsidios y los ganamos, así que continuamos el camino, ahora sí dedicándonos full time a la editorial.
¿Cómo es el funcionamiento de una editorial independiente? En la web ustedes dicen que no hay telefonistas ni departamento de marketing y que no cotizan en bolsa, pero además de pensar el plan, escribir o encargar los libros y editarlos, ¿quién se ocupa de las tareas administrativas, comunicacionales y comerciales?
Para hacer que la gente conociera los libros, íbamos a las librerías y jugueterías didácticas a ofrecerlos (luego conseguimos un distribuidor). Nosotras mismas mandábamos ejemplares a los periodistas, y fue surgiendo un boca a boca. En un cuadernito anotábamos lo que íbamos vendiendo. Todo lo hacíamos nosotras.
En el camino además hubo que formarse en áreas que no eran las nuestras: contratos, pagos de sueldos, administración de las cuentas, etc. Nos fuimos haciendo especialistas en todo y aprendiendo sobre la marcha; tuvimos asesoramiento externo y también compartimos información con colegas, con editores que son como nosotros. Hoy la empresa somos nosotras dos, más tres personas en la oficina. El resto se hace de manera externa.
¿Cuál fue el modelo a seguir? ¿A qué colecciones admiran?
Empezamos a publicar pensando en salir de Argentina, que es un mercado chico, entonces pasamos varios libros a "tú" y a una lengua menos rioplatense, con el objetivo de vender en ferias. La primera experiencia fue en México, nos asociamos con una editorial de allá para presentarnos en SEP y ¡les vendimos el ochenta por ciento de nuestro fondo! Ahí dimos el salto, en el año 2005, y nos mudamos a esta oficina.
Comenzamos a ver materiales del exterior y así llegó a nuestras manos Grossology, un libro de asquerosidades que se acercaba bastante a lo que queríamos hacer. Era muy Iamiqué, hablaba de pedos e inodoros. En ese momento nos conectamos con la editorial que lo publicaba y resulta que lo había contratado Penguin, ¡pero nos lo terminaron vendiendo a nosotras! Compramos los cinco títulos de la colección con un subsidio, y esa terminó siendo nuestra serie más exitosa (“Asquerosología”). Hasta las vendimos en licitaciones públicas, en Argentina y en Chile, y eso que no siempre es fácil que se interesen por ese tipo de libros.
Otra serie que nos gustaba mucho era una colección inglesa con temas históricos, sobre pirámides egipcias o esclavos romanos. Decidimos hacer algo en esa línea y así nació "Las cosas no fueron siempre así", colección con la que nos alejamos un poco de la ciencia. Ahí nos dimos cuenta de que lo que nosotros teníamos y la gente más valoraba era una manera de contar las cosas, una forma de ver y de presentar la información. Así fue que encargamos otro libros a diferentes especialistas que no provenían de las ciencias duras.
¿Cómo han definido las diferentes colecciones y títulos de Iamiqué?
Las distintas colecciones y el plan editorial se fue armando de manera ecléctica. Tratamos de trabajar pensando en series e ir agregando nuevos títulos a cada una, más allá de que tenemos algunos libros únicos, fuera de serie, algunos propios, y otros de derechos que compramos. A veces de un libro único surge el proyecto de una colección más larga, como pasó con el libro Química hasta en la sopa.
Todos los libros salen de nuestros deseos, pero también vemos qué nos demanda el público. Por ejemplo, nos pedían un libro sobre ecología que a nosotras no nos interesaba tanto hacer, no nos gusta la “ecología a lo Greenpeace” (risas), pero finalmente lo hicimos.
Dimos un salto, de manera osada, con los libros de filosofía de Wonder Ponder. No era algo que hiciéramos hasta ahora, pero los vi en un viaje a Frankfurt, me encantaron y convencí a Carla. Fueron bastante jugados porque recién ahora entró, se venden mucho más ahora. Pensamos que era algo valioso.
Imagino que habrá gente experta en muchas especialidades, pero que sepa escribir bien y para niños, no ha de ser tarea sencilla. ¿Cómo hacen para reclutar autores?
Nos cuesta mucho lograr el tono con el que se cuentan las cosas. Nosotras editamos y metemos mucha mano. Es muy difícil encontrar buenos autores de libros informativos, científicos que sepan escribir bien y que sea para chicos. Hay varios que ya conocemos y nosotras pedimos; otros que nos conocen y nos ofrecen su trabajo; y algunos que nos recomienda Diego Golombek, personas que trabajan en divulgación con él. La gente subestima mucho el libro informativo. Para mí es mucho más difícil que escribir ficción. Que sea sólido, creativo, sencillo, divertido... Hay conceptos muy complejos que pueden abrumar al lector.
¿Qué idea sobre la ciencia quisieran ayudar a difundir en los niños?
Siempre hay que comenzar con la pregunta que el chico se hace, no escribir pensando en los colegas. Partir de la intuición. Los científicos tienen la curiosidad sobre el mundo que nos rodea muy parecida a la de los niños, y no hay que perderla. Es más valiosa la pregunta que la respuesta, y a veces no hay una única respuesta.
¿Cuál fue el peor de los fracasos y el mejor de los aciertos?
Nosotras nunca vamos a tener un Harry Potter, en este rubro nunca vas a tener un libro que se venda tanto. A pesar de eso, nuestro hit es Asquerosología de la cabeza. Y el fracaso más grande fue Achís, un libro sobre el estornudo (risas). Es el único libro que nunca reimprimimos. Lo vimos en una feria y nos latía el corazón pensando que alguien nos lo iba a sacar (risas). Lo hicimos porque nos gustaba a nosotras, ahí nos ganó la cabeza científica. Pero es demasiado específico, el contenido no pegó, aunque se lo queríamos vender a algún laboratorio... Igualmente recuperamos la plata del anticipo.
¿Por qué decidieron incorporar o asociarse a otros sellos editoriales (NE: Iamiqué representa y comercializa en Argentina los catálogos de Kalandraka, Faktoría K de libros y Camelia ediciones)? ¿Qué es lo que buscaban y qué han conseguido como distribuidores de esos sellos?
Hacemos muchas cosas en conjunto con otras editoriales, como compartir stand en ferias, por ejemplo. Vamos a ferias internacionales a vender, en especial a Guadalajara porque lo que más nos funciona es el mercado latinoamericano. Nuestra estética particular gusta más en estos países, nuestro estilo es muy latino; en Europa no gusta tanto, ellos son más formales. Tenemos el mismo diseñador desde el principio, y él cuida que mantengamos una línea en cuestión de imagen. Se nos reconoce, tenemos nuestra marca distintiva.
En algún momento pensamos en abrirnos, pero finalmente lo que hicimos fue incorporar las ciencias sociales. En cuanto a material de ficción, decidimos no hacerlo. Nos asociamos con Kalandraka, somos representantes exclusivos de su catálogo y nos aporta material sobre todo para las licitaciones públicas en las que normalmente eligen ficción. Son libros de calidad, nos conocemos, nos entendemos.
Si miras estos casi dieciocho años recorridos, ¿cómo es ahora Iamiqué?
Ahora, después de dieciocho años, seguimos siendo pocos para hacer muchas cosas, pero estamos donde queremos estar. Para nosotras está bueno que lo que aspiramos a ser y lo que somos, es bastante parecido.
¿Cuál es el sueño de Iamiqué?
Queremos seguir haciendo los libros que nos gustan, muy pensados y cuidados. Publicamos seis títulos al año, y aún nos hacen sentir placer y alegría, tal como al principio. Lo que nos mueve la aguja y nos da seguridad económica son los planes de lectura, pero eso es siempre muy inestable y difícil de proyectar. Seguimos siendo una estructura chica, y tenemos unos sesenta títulos que se reimprimen y se venden. No aspiramos a tener mucho más que eso, pero nos gustaría tener más tranquilidad y tiempo para escribir.
Nos fuimos de la editorial con varios libros de regalo y la sensación de habernos acercado a un proyecto muy interesante, cuidado y original. Les deseamos mucha suerte a Ileana y Carla. Son un ejemplo de coherencia y tesón.