De cómo un libro (y algo más) cambia una vida
Hace tres años fui por primera vez a Brasil. Ya conocía muchos lugares de América Latina, pero nunca había estado en este país. Me asaltaron muchos miedos: ¿comprenderé el portugués (en Portugal nunca me entero de nada), ¿entenderán mi español? ¿Cómo será ese país? Visité San Pablo y Rio. Dos años más tarde regresé a Belo Horizonte y de nuevo a San Pablo. Obviamente dos cortos viajes no me autorizan a decir mucho sobre un país que me pareció un continente entero. Las experiencias fueron maravillosas: todos nos entendimos, el dinamismo y la alegría me atraparon desde el primer instante. Cada ciudad tenía su encanto y el trabajo de promoción de lectura que encontré en todas ellas me pareció meritorio y entusiasta a partes iguales. Tengo que dar las gracias a Dolores Prades por invitarme al evento Conversas ao Pé da Página que este año cumplirá 5 años, pero también al maravilloso equipo de la Revista Emilia (donde se traducen regularmente entradas de este blog) y también a Fabiola Farías y Cleide Fernandes de Belo Horizonte. Estos viajes, además, dinamitaron un interés especial por aquel país: su literatura (infantil y general), su abigarrada cultura, la rica gastronomía, la arquitectura ¡la música!,... en fin, TODO. Entonces, siempre atenta a cuestiones de allí, encontré en la Feria del Libro de Bolonia, el último día, a un joven muchacho, Otávio Júnior que nos contó su proyecto mientras mostraba un pequeño libro. Hablaba de una biblioteca para niños en una de las favelas más complicadas de Río: la Favela Alemâo. El libro estaba publicado en español, en una modestísima editorial. En cuanto regresé, compré el libro.
Biblioteca Favela se llama en la edición en español (Ediciones Ambulantes). Lo puse en el bolsillo para comenzar a leerlo en un trayecto de metro. Cuando iba por la página 23 me di cuenta de que me había pasado de estación, pero lo que más me apenó fue pensar que el libro solo tenía 88 páginas y ya estaba queriendo que no terminara en mucho tiempo.
Otávio cuenta en este libro su infancia, cómo nació su proyecto de biblioteca, cómo fue su proyecto de vida en una favela de más de 140.000 personas y 20 comunidades diferentes. Comunidades "heridas a muerte, desangrándose poco a poco" como indican los editores en la introducción, y gobernadas por la dictadura del narcotráfico.
Un lugar donde los niños tienen pocas oportunidades de salir ilesos, donde aprenden pronto a ganarse la vida con el narco, a estar al loro para conseguir trabajos que les permitirán evadirse por un tiempo. Tal vez hasta que sean víctimas de la propia droga. Otávio era un niño de esos, con una historia, como él mismo cuenta, que comienza entre unas bolsas de basura. Una caja desechada con juguetes. Un libro entre los juguetes, Don gatón, que se queda Otávio. Con un apagón eléctrico que le recuerda que tiene un libro. Con un libro que le hace reír. En un mundo tan pequeño la lectura resulta un escape.
A partir de ese momento, todo va rápido. Otávio sigue leyendo todo lo que encuentra, incluido un manual para un Volkswagen Passat del año 1980. Un día, su papá le trae un mapa en el que comienza a marcar sitios. Los libros ya me llevaron a muchos de esos lugares, dice. Otro día, una profesora exigente les lleva a una parca biblioteca. Les pone la película El jardín secreto. Otávio, a diferencia de sus compañeros de clase, es el único que se conmueve. Estaba desarrollando mi sensibilidad, reconoce. La profesora le alienta.
El primer paso, claro, es querer ser escritor. Va a las casas de algunos de sus escritores favoritos a dejarles sus manuscritos, los envía a editoriales sin ninguna respuesta. Un día decide ir a una imprenta. El generoso impresor, probablemente conmovido, le promete que si edita el texto y lo ilustra, le imprime 100 copias gratis. Vende esos libros por la calle y, con los primeros ahorros, comienza a plantearse un trabajo que sea un servicio a su comunidad.
Una de las bellezas del libro es la suave prosa con que Otávio relata todo, incluso el drama. Sin embargo, al contrario de lo que imagina la gente, yo amo vivir aquí. Puedo decir que disfruté una infancia feliz y que hoy me siento realizado al desarrollar un trabajo de incentivo a la lectura con gente de mi comunidad. Tal vez sea esta la clave. Alguien de allí que decide seguir trabajando en el lugar. El proyecto que monta, Ler é 10 -Leia Favela, pasa por diferentes fases contadas con mucho encanto, incluida la de presentarse a un concurso donde le piden que camine por una cuerda floja para ganar los reales del premio.
Al igual que le ocurrió a él, desea llevar la lectura a esos niños que quizás jamás salgan de la favela pero que les liberará de la prisión mental en la que se encuentran.
Hay muchas cosas grandes en este libro tan pequeño. Se habla de sueños, pero también de voluntades. Se habla de la sociedad, pero también del arrojo individual, se habla de la educación informal, pero también de que los libros dejen de ser objetos lejanos.
Sería muy fácil, en este caso, acudir a una de las tan manoseadas frases (y que aquí ya hemos contado lo poco que nos gustan) que dice: "un libro te cambia la vida", pero no sería justo. Porque Otávio tiene la generosidad de contar que su trayectoria no hubiera sido posible sin un libro (¡un libro que hace reír!), un padre que regala un mapa, una biblioteca escolar, una profesora exigente, un impresor generoso, una madre pendiente de la educación, y mucha voluntad. Son bastantes variables. Es una sociedad entera la que ayudó a Otávio a ampliar su pequeño mundo y a mirar más allá. Un bello recordatorio.
Creo que este libro debería ser leído en muchos lugares, regalado, prestado, recomendado. No sólo está bien escrito, es que toca muchas fibras de aquellos que trabajamos con libros y niños.
Otávio Júnior
Biblioteca Favela
Trad. Víctor D. López y Aline Pereira da Encarnaçao
Madrid: Ediciones Ambulantes, 2012
9,50€